domingo, 19 de diciembre de 2010

TEMA DE ANTOLOGÍA - EN FAVOR DE LA PAZ



MONSIEUR JAMES

NUESTRA ETERNA NAVIDAD




Dors Caroline
Il neige a Brooklyn
Et les enfants perdus
Ont envahi les rues.


REFLEXIÓN

Como Carolina en Brooklyn ¿cuánto niño deambula por las calles del mundo aferrado al único sustento diario que puede otorgarle la mendicidad, la prostitución y/o simplemente la delincuencia?

Hijos sin hogar y no necesariamente huérfanos de padre y madre, sino de amor, de compasión de justicia.

Hijos nuestros, pero igualmente desamparados por ojos acostumbrados, por la fuerza misteriosa de una conciencia colectiva ciega, fría, indiferente.

Pienso en Carolina, Fresia, Lidia pero también en Tomás, Andrés, Luisito, que aún no alcanzan los diez años de vida y ya sufren de la angustia más atroz, que es nuestra propia indolencia.

¿Qué nos pone sensible a algunos? y me incluyo, en estos días de gran festejo, de fiestas, de regalos, de gula, en la que contradictoriamente nos hundimos en la paradoja más siniestra de nuestra pequeña historia de febriles creyentes, pretendiendo celebrar el nacimiento del Rey de Reyes, del Rey de los pobres, el Rey de los desposeídos, de los enfermos, en fin del Rey Único con alardes exclusivamente materiales excluidos de compasión, misericordia, bondad…

No, no me hago un lado de toda esa enorme responsabilidad que siempre nos aqueja con más fuerza en estos días de verdadero frenesí mercantilista y cuya conciencia parece adormecida por bellos cánticos, árboles de fantasía y una paz interior, capaz de creernos el cuento de nuestra propia bondad.

Desde mis lágrimas, mi cobardía, mi abulia me gustaría, sin embargo, “invitarnos” a reflexionar en que uno de esos niños podría llegara ser uno de los nuestros en esta rueda que gira incesantemente como un carrusel y no necesariamente de colores, invitarnos a reflexionar que para ellos, todos los días son como Noel lo es para nosotros, elegidos, protegidos y engañosamente bienaventurados.

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