Son perfección de la naturaleza, únicas capaces de crear vidas, maravillosas de pies a cabeza, son diosas, son nuestras madres queridas, abuelas, hijas, amigas, hermanas, son seres de milagrosos poderes, necesarias en noches, en mañanas, siempre, no habría mundo sin mujeres, seríamos sólo nada sin ellas, besemos donde pisan, en sus huellas, merecen que las hagamos dichosas, hagámoslas sentir maravillosas. Maldito sea quien no les dé amor, y que muera quien les cause dolor.
Eres una estrella en la oscuridad, eres mi oasis en vasto desierto, tierra a la vista en océano abierto, refugio cómodo en la tempestad. Eres amparo en la necesidad, eres fresca agua que en mi cara vierto, en la duda, la verdad y lo cierto, en la desgracia, la felicidad. Eres un ángel en el vil infierno, eres paloma en la guerra odiosa, el gozoso fuego en el crudo invierno, en el silencio, música armoniosa, eres para el hambre pan blanco y tierno, y en la belleza eres tú la más hermosa.
Tu voz ya no es ausencia, ni tu rostro amorfo grito eres el eje desquiciado de los torrentes de mi centro.
Vuelen locas las blancas aspas apuntando hacia el cielo y sean tus fuertes manos las que desgarren la piel de mis últimos trajes de niña.
Compláceme una y otra vez, haciendo ladrar enfebrecido al tiempo, convirtiendo el beso esperado en ansias y deseos líquidos.
¡ Liba!...Liba frenético la fruta vaciándole la pulpa, arrancándole de golpe las pieles, atravesándome de amor hasta que arda como ascua.
Sea tu lengua violenta espada en pozo profundo entre coronas y espigas bañadas de mieles. Conjura así los ancestrales vientos y atado eternamente a la entraña escucha el aullido vigoroso de nuestros mares de recuerdos.
En prolongado vaivén recorre enceguecido el vientre azul, desángrate en la penumbra, escala la hiedra silenciosa, trágate la azulada nuez e incrústate en la palpitante herida.
Enredado entre las ramas de tus bosques de almendros, sé al fin dueño y esclavo del sendero ,de la grama y de la blanca aurora.
Deslizándote entre rasos calientes y húmedas almohadas ¡Levántate Lázaro! No decaigas en la vereda. ¡Ven! Ven a mí dispuesto que la muerte está gritando avergonzada de salida.
En delicioso frenesí, mójate la cara, lávate el cabello, colmate la boca , ahógate sin despegar el rostro de la húmeda hendidura Y bébete…. Bébete hasta la última gota antes que mi resplandor se extinga.
No entiendo la mitad de la vida, ni la mitad de este momento, ni un cuarto y mitad de lo que está hecho el amor, ni porque se sirve la nostalgia en plato frío, ni porque una imprudencia, hay que pagarla el resto de nuestras vidas.
No entiendo lo que no entiendo, y a veces hasta lo que entiendo he dejado de entender, es como si las palabras fuesen corrosivas a mi entender, a mi ego, a mi alma, a mi ser.
La vida son como las matemáticas, si no empollas desde el principio, jamás resolverás la incógnita.
No entiendo al mundo, a las personas, los soñadores ni a los que nunca han soñado, a los perdedores ni a los que siempre ganan, a los que devoran a los peces pequeños, ni a las hienas que ríen en su falsedad<
No entiendo porque lo que para unos es vital, para otros es superfluo, lo que para unos le hace soñar, para otros es un infierno.
No entiendo porque no hay que mirar atrás, si de lo que verdaderamente estamos hechos es de nuestro pasado.
Gracias a lo que fuimos es lo que ahora somos, o por culpa de lo que fuimos ahora no estamos orgullosos de nosotros mismos.
No entiendo porque las manecillas del reloj son tan presumidas, tan incautas, tan pasajeras, tan radicales….
Hoy te diré lo que nunca dije: es verdad, en mis alamedas nunca llegaste a ser amor mas un día; sí, te quise.
Soy libertad del viento y llevo el alma triste rojizo el pelo en mi chasquilla el ocaso llora en roja arcilla.
Hoy te diré, lo que nunca dije: nunca llegaste a ser amor pero un día; sí, te quise.
Soy bandido y transeúnte de senderos y de olvidos el amor es un romance que me apuntó con tu nido; llevo mi alma en consonantes de vocablos y de olivos.
Hoy te diré, lo que nunca dije; sin darme cuenta: un día yo también te quise.
Pero hay luna en mis noches y sabe alumbrar mis hastíos aunque se que no he perdido llevo desde siempre por haberte conocido el alma triste.
Hoy sin darme cuenta yo te he dicho lo que nunca antes dije Un día mi amor yo también te quise.